Kratom en China

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Kratom en China

China es el país más poblado del planeta, con más 1,4 miles de millones de personas en esta fecha, lo que corresponde a aproximadamente 17,5% de toda la población mundial. Durante milenios, China fue un poderoso imperio, y desde hace más o menos un siglo empezó una radical transición que resultaría en el Estado actual, de orientación ideológica comunista.

En esta primera mitad del siglo XXI, China se va transformando en la principal economía del planeta, a punto de sobrepasar a los Estados Unidos en la mayoría de los indicadores que definen una superpotencia: su mercado consumidor no solo es el más grande del mundo sino que su clase media también se ha convertido en la más numerosa, el poder adquisitivo general de su población es cada vez más alto, la producción científica y tecnológica ha avanzado vertiginosamente, la consolidación como el mayor exportador industrial del planeta ya es una realidad, el crecimiento de su poder militar en la última década no tiene precedentes, etc.

Pese a tantos datos positivos, vale recordar que China es un Estado autoritario y represivo. Aunque su proyecto de Estado marcha viento en popa, su población vive bajo un fuerte aparato de constante vigilancia, en donde las libertades individuales y los derechos humanos no son tratados como prioridad. El Estado prevalece sobre el individuo, que no tiene opción sino de idolatrarlo o callarse: las críticas están mal vistas y son peligrosas.

Dentro de este contexto, uno ya puede imaginar que las cuestiones relacionadas a las drogas ilegales y sustancias controladas en el país son tratadas de modo extremadamente severo. Por ejemplo, aunque empresas chinas posean más de la mitad de las patentes mundiales de productos relacionados con el cannabis, el uso y la venta están prohibidos, y la posesión de solo 5 kg puede conllevar la pena de muerte.

Técnicamente, el kratom es legal en China, pero el sistema judiciario de un país autoritario podría tratarlo como algún tipo de medicina o químico regulado y actuar de acuerdo a su interés.

El debate sobre la despenalización de las drogas es inexistente, y aunque el país comienza a admitir la hospitalización voluntaria de drogodependientes gracias a una ley de 2008, aún envía casos considerados graves a campamentos de rehabilitación, que según organizaciones internacionales son en realidad centros de punición y trabajo forzado.

Y el kratom? El sur de China está en contacto directo con áreas de gran producción de kratom, en donde la planta es nativa: los corredores de exportación desde Myanmar, Laos, Vietnam y lo que viene de Tailandia facilitan el contacto con el kratom. Mientras en Hong Kong el kratom fue ilegalizado en agosto de 2021, en el territorio continental de China, la planta sigue con su estatus legal.

Hay algunos sitios de internet que, al menos hasta la fecha de este artículo, venden kratom libremente en China. Las sustancias relacionadas al kratom no son consideradas medicamentos o drogas en la lista de sustancias controladas de 2016. Por lo tanto, no se trata de un artículo regulado y no es necesario obtener una aprobación para poder venderlo. Sin embargo, la empresa que envasa esos productos tendría que estar legalmente registrada con todas las licencias comerciales, incluido el cumplimiento de las normas de salud y seguridad.

Tal como en otros países, la verdad es que el kratom se encuentra en una “zona gris” en China, pues no hay ningún tipo de regulación sobre la sustancia. Técnicamente, como sobredicho, el kratom es legal en China, pero el sistema judiciario de un país autoritario podría tratarlo como algún tipo de medicina o químico regulado y actuar de acuerdo a su interés. En cuanto al mercado consumidor de kratom, desgraciadamente no hay datos relevantes sobre China, pero al ser un país hermético y autoritario, se cree que todavía es pequeño.

Asimismo, si las ventas de kratom llegan a incrementarse significativamente en China, hay que ver la política que sería adoptada por el Partido Comunista y su gobierno con mano de hierro. No parece ser que habría una discusión científica y democrática al respecto si tomamos como ejemplo algunos de los países considerados más vanguardistas y abiertos de Europa, que lo prohibieron sin explicar el porqué con datos científicos. En China, las propuestas y decisiones provienen de los más altos rangos, y a ellos no les gusta ningún tipo de interferencia, ya sea interna, externa o una mera opinión.

Kratom y China: ¿podría funcionar esta relación?

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