Indonesia adopta la exportación regulada de kratom en medio de rígidas leyes nacionales sobre drogas.

YAKARTA — En un sorprendente cambio de política, las autoridades indonesias finalmente han despejado el camino para las exportaciones de kratom bajo una serie de nuevas regulaciones. Esta medida llega en un momento en que las estrictas leyes antidrogas del país siguen atrayendo la atención internacional. Desde la implementación de estas normas en septiembre de 2024, grandes contenedores de carga cargados con el tradicional producto herbal habían quedado atascados en los puertos indonesios a la espera de su despacho.

La semana pasada, el Ministerio de Comercio liberó 351 toneladas de kratom envasadas en 13 contenedores. «Felicitaciones a los actores del sector del kratom que han logrado penetrar en el mercado internacional cumpliendo con los estándares de exportación establecidos por el gobierno», declaró el ministro de Comercio, Budi Santoso, en un comunicado oficial. Sus comentarios subrayaron no solo el potencial económico de este producto, sino también la determinación del gobierno de equilibrar el acceso al mercado internacional con el rigor regulatorio nacional.

Nuevas regulaciones para un producto tradicional

 

El nuevo marco consta de dos regulaciones comerciales clave promulgadas después de seis meses de intensa deliberación:

  • Reglamento comercial número 20: una enmienda a una norma de 2023, este reglamento prohíbe la exportación de sustancias contaminadas, con un enfoque especial en garantizar que los envíos de kratom estén libres de niveles tóxicos de metales pesados, contaminantes bacterianos y materia vegetal extraña.
  • Reglamento Comercial Número 21: Esta política de exportación más amplia exige que todos los envíos de kratom cumplan con estándares de calidad predeterminados, una medida diseñada para agregar valor al producto y al mismo tiempo brindar claridad legal a los exportadores.

Si bien los líderes de la industria llevan mucho tiempo exigiendo directrices más claras, la transición no estuvo exenta de contratiempos. Los retrasos iniciales, atribuibles a la paralización de las inspecciones de cumplimiento y a la necesidad de que los exportadores se adaptaran rápidamente a las nuevas y rigurosas normas, complicaron la implementación. Solo las instalaciones certificadas, sujetas a las pruebas de PT SUCOFINDO, una agencia designada para garantizar la calidad, pueden ahora emitir permisos para la exportación de kratom. Según Eko Darmansyah Sugiarto, funcionario encargado de supervisar el comercio exterior, 52 exportadores ya han cumplido los nuevos criterios y están legalmente habilitados para exportar kratom al extranjero.

Agus Widhiyanto, representante de la Asociación de Grupos Comunitarios de Gestión de Ingresos Naturales de Borneo (Kompar), expresó un optimismo cauteloso. «Con la implementación de esta normativa, nos protegemos del riesgo de rechazo por parte de los compradores en el país de destino. Uno de los beneficios es que podemos evitar pérdidas por rechazo de los compradores después de enviar las mercancías», afirmó, destacando las salvaguardias económicas que ofrece el nuevo marco.

El kratom en un contexto de estrictas leyes sobre drogas

El kratom, derivado del árbol tropical Mitragyna speciosa, ha ocupado durante mucho tiempo un limbo legal único en Indonesia. Si bien es un producto básico de la medicina tradicional y un valioso producto de exportación, sus propiedades psicoactivas han sido objeto de escrutinio en ocasiones bajo las estrictas leyes antidrogas de Indonesia. El archipiélago se ha ganado la reputación de tener una de las posturas antidrogas más estrictas del Sudeste Asiático. Bajo leyes que datan de hace varias décadas —que incluyen severas penas, y en algunos casos, la pena de muerte, por el tráfico de drogas «duras» como la metanfetamina y la heroína— Indonesia ha mostrado poca tolerancia al abuso de sustancias.

Sin embargo, los recientes ajustes regulatorios con respecto a la exportación de kratom ponen de relieve un enfoque matizado. Los expertos señalan que estas medidas no implican una relajación en las políticas nacionales de drogas del país. Más bien, reflejan una doble estrategia: reducir enérgicamente el tráfico ilícito de drogas y promover el comercio legítimo y regulado de productos tradicionales que ofrecen un importante potencial económico. Esta postura bifurcada es evidente en los debates en curso en la legislatura, donde los defensores de la reforma buscan diferenciar entre sustancias con claros beneficios médicos y económicos y aquellas que representan un riesgo sustancial para la salud pública.

Los observadores internacionales no han tardado en notar este contraste. La Coalición Global del Kratom, con sede en Estados Unidos, ha apoyado firmemente el nuevo marco regulatorio. En agosto de 2024, su director ejecutivo, Matthew Lowe, declaró: «La Coalición Global del Kratom apoya plenamente los avances regulatorios que garantizarán el comercio seguro y responsable del kratom, beneficiando tanto a los agricultores como a los consumidores. Esta iniciativa supone un paso significativo para salvaguardar el potencial económico del kratom, respetando al mismo tiempo las normas de salud y seguridad».

Un acto de equilibrio entre la política y la práctica

La última medida de Indonesia pone de manifiesto un equilibrio constante. Por un lado, el gobierno busca impulsar las exportaciones y mejorar la calidad de sus productos tradicionales mediante estrictas medidas de cumplimiento. Por otro lado, debe mantener su reconocido —y a menudo criticado— compromiso con una política de tolerancia cero contra las drogas que no escatima esfuerzos a la hora de controlar las sustancias más peligrosas. El contraste es evidente: mientras que un envío fallido de kratom puede acarrear graves reveses económicos, las infracciones relacionadas con narcóticos pueden conllevar sanciones draconianas según la legislación indonesia.

Los expertos legales sugieren que la reforma de la política de exportación forma parte de una tendencia más amplia: países con leyes nacionales de drogas severas están comenzando a modernizar su enfoque hacia las sustancias controladas, con posibles beneficios económicos. «Esta política es un símbolo de un enfoque pragmático», afirmó un analista local. «Indonesia está modernizando sus regulaciones de exportación para cumplir con los estándares internacionales, al mismo tiempo que continúa aplicando estrictos controles internos».

Mientras Indonesia navega por estas complejas aguas legales, el mundo observa atentamente. La historia en desarrollo de las exportaciones de kratom bien puede señalar una nueva era, una en la que el pragmatismo económico y las rigurosas medidas de seguridad pública convergen, sentando un precedente potencial para las reformas legales en otros sectores también.

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